domingo, 28 de diciembre de 2025

Leer hoy: entre pantallas y páginas

 

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Durante años hemos repetido la idea de que las pantallas sustituirían por completo a los libros. El panorama actual es más matizado. Leemos distinto pero seguimos leyendo, en más soportes y con otros ritmos. La pregunta interesante ya no es si leemos, sino cómo y para qué.

Los dispositivos digitales han ampliado el acceso al texto escrito: un teléfono inteligente puede contener más libros que una biblioteca doméstica de otra época. Las plataformas de préstamo digital, bibliotecas virtuales y editoriales independientes han logrado que textos que eran inaccesibles, hoy estén a pocos clics. Por otra parte, el libro impreso conserva un valor simbólico y práctico difícil de reemplazar: no depende de baterías, permite una lectura más pausada y sigue siendo el formato preferido para el estudio profundo.

Hay estudios que muestran que el soporte influye en la forma de comprender lo que se lee. Algunas  investigaciones citadas por la UNESCO señalan que la lectura en papel favorece la concentración sostenida, mientras que la lectura digital tiende a ser más fragmentaria, asociada al escaneo rápido de información. Esto no implica que una sea mejor que la otra, sino que cumplen funciones distintas.

En el ámbito educativo, esta diferencia es clave. Informes del OECD, a partir de evaluaciones como PISA, advierten que los estudiantes necesitan desarrollar competencias de lectura profunda incluso en entornos digitales, aprendiendo a filtrar, jerarquizar y reflexionar sobre lo que leen. También, no alcanza con acceder al texto: es necesario construir sentido.

Otra consideración importante, es que cambió el lugar social de la lectura. Hoy convive con redes sociales, videos y múltiples estímulos. Lejos de desaparecer, la lectura se adaptó: clubes de lectura virtuales, newsletters especializados y podcasts que dialogan con libros, muestran nuevas formas de circulación cultural. Según datos del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, en América Latina crecen las experiencias híbridas que combinan lectura tradicional con soportes digitales.

Pareciera que el desafío no es elegir entre pantalla o papel, sino recuperar el tiempo y la disposición para leer con atención. En un contexto de sobreinformación, leer se vuelve un acto casi contracultural: detenerse, comprender y pensar. Y eso, más allá del soporte, sigue siendo una de las herramientas más poderosas para entender el mundo.

Sobre cifras, siempre en promedios

España sigue al frente de los países de habla hispana que más leen con 10,3 libros leídos por año, le sigue Argentina (5,4 libros por año), luego Chile (4,5 libros leídos por año). En cuanto a la cantidad de libros que se tienen en casa en la Argentina: El 62% posee hasta 25 libros; un 23% entre 61 y 100, y solo un 11% dice tener una biblioteca con un centenar de ejemplares.


Fuentes consultadas

UNESCO (2021). Reimagining our futures together: A new social contract for education.

OECD (2019). PISA 2018 Results: What Students Know and Can Do.

CERLALC – UNESCO (2020). Lectura en tiempos de pandemia: acceso, prácticas y desafíos en América Latina.

Clarín (29/09/2024). Cuál es el país que más lee en América Latina, según el Cerlalc. https://www.clarin.com/informacion-general/pais-lee-america-latina-cerlalc_0_FsllJOdWff.html

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